Las mujeres sudafricanas
participaron notablemente en los movimientos de liberación y protestas
anti-apartheid. Las activistas raramente encabezaban las principales
organizaciones, pero tuvieron un papel muy importante. Una de las primeras en
crearse fue The Bantu Women’s League, fundada en 1913.
Entre 1930 y 1940 la presencia
femenina en los sindicatos era muy fuerte, siendo estos los que evolucionaron
en las organizaciones importantes de lucha anti-apartheid. En los años 50 se
crearon asociaciones específicas como el ANC Women’s League (ANCWL) o el
Women’s Council (Consejo de la Mujer). En Abril de 1954, se fundó la Federation
of South African Women (FSAW o FedSAW) con el objetivo de luchar contra el
racismo y la opresión que había hacia las mujeres, así como hacer entender que
ellas tenían derechos tanto por ser seres humanos como por ser mujeres.
Mientras que la mayoría de las activistas luchaban junto con los hombres,
participando en manifestaciones y movimientos de guerrilla, FSAW y ANCWL
actuaron de manera independiente organizando boicots al transporte público y
campañas en contra de la ley de pases. Dos mil mujeres fueron detenidas durante
estas campañas y muchas otras fueron obligadas a exiliarse. Después de la
Masacre de Shaperville organizaciones como FSAW fueron prohibidas y decayeron.
Por otra parte, las mujeres
luchaban contra la desigualdad de género, buscando el reconocimiento de
derechos específicos para la mujer, en cuestiones como la familia, los hijos,
el acceso a la educación y la eliminación del machismo tanto en lo social como
en lo institucional. En una conferencia en Johannesburgo en 1974, FSAW escribió
el “Women’s Charter” que estaba enfocado en los derechos de las mujeres y las
madres. Pedían la igualdad universal y la liberación nacional. En 1955, en un
documento creado para el “Congreso de las Personas” (Congress of People) el
FSAW demandó más cosas, incluyendo la educación pública y gratuita, ayudas para el hogar y unas buenas condiciones de
empleo, eliminando el trabajo infantil y exigiendo un salario mínimo.
El reto con el que se encontraban
estos movimientos locales era aumentar la preocupación global para tener un
verdadero impacto. Las demandas fueron captando poco a poco la atención de las
Naciones Unidas y presionaron a la comunidad internacional. En 1954, Lilian
Ngoyi, importante feminista de la época, asistió al World Congress of Women que
se celebraba en Suiza. Después, en 1975, ANC pudo presentarse en el United
Nations Decade for Women en Copenhague. En 1980 se preparó un informe detallado
sobre la situación y las exigencias de los movimientos en el United Nation
World Conferance. Estas acciones permitieron dar a conocer la lucha de la mujer
en el apartheid.
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